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NIGHTHAWKS (NOCTÁMBULOS)

NIGHTHAWKS (NOCTÁMBULOS)

Desde peliculas de Hitchcock como "La ventana indiscreta", con esas ventanas que muestran la vida de otros, "Los pajaros" con sus cafeterias y gasolineras, el cine negro de los años cuarenta como “Forajidos” de R.Siodmak o “La dama de Shangai” de O.Welles, Win Wenders con “El amigo americano”, el cine de David Lynch o incluso esa ciudad oscura y solitaria de “Blade Runner”, hasta las novelas negras de Raymond  Chandler o la generación beat con el viaje iniciático de Jack Kerouac en On the road, se sienten deudores de las pinturas de Edward Hopper.

Los cuadros de este pintor americano de primera mitad de siglo están llenos de paisajes urbanos, calles vacías de casas apacibles, de ventanas cerradas o semicerradas, chimeneas rojas, postes de teléfonos, personas solitarias. Detrás de las ventanas de Hopper seguramente hay vida, personas, dramas, soledades, inquietudes, desesperaciones, pero no las vemos, no las oímos, esos dramas, esas soledades. A sus cuadros parece que llegamos siempre tarde, cuando ya se han producido los hechos, de ahí esa incomodidad o desasosiego que producen su contemplación. Lo dejan todo abierto, cualquier interpretación es posible.

Hopper dijo que apreciaba mucho este cuadro, inspirado en un restaurante situado en el cruce de dos calles de Greenwich Village, en Nueva York. Dijo que probablemente era su manera de ver la noche, la fascinación de la noche, iluminada por las luces de neón del bar, que proyectan su luz en el interior de las tiendas vecinas, cerradas. Pero inconscientemente pintó la soledad de una ciudad de millones de personas. A la desolación de la ciudad se unen una pareja encerrada en un aparente mutismo, un hombre solitario sentado de espaldas y un barman que sirve a los tres últimos clientes. Hopper fue el pintor del silencio y la soledad de América. Hombres y mujeres ensimismados, aguardando, asimilando una decepción; hombres y mujeres, desesperados, tirando la toalla. Silencio. Silencio.

 

P.D.- Ah! Y yo estuve allí y si no recuerdo mal, ahora hay un McDonald....

 

 

Antonio

 

5 comentarios

TROVADOR -

Mi Enhorabuena por tu entrada y por traernos al blogg al maestro Hopper, un auténtico adelantado, desde su pintura, a la cinemaografía moderna: encuadres, perspectivas, enfoques y grandes angulares de lo humano desde una lucidez prodigiosa.

De mis cuadros preferidos, y es difícil tener preferencias con este pintor, están esas habitaciones de hotel miradas desde la ventana, donde sus habitantes parecen sonámbulos , con las maletas junto ellos, sin saber bien si van, si vienen, en una impresionate metáfora de la desorientación del hombre, de su cansancio, de sus precariedad de puntos de referencia, de su "sin rumbo".

Les recomiendo a todos, con vehemencia, saquen un libro de Hopper y recorran en silencio sus habitados silencios, sus deshabitadas-habitadas ciudades. disfruten de un pintor que sabe mirar y entregarnos su mirada como muy pocos.

JOSE -

Por cierto me encanta que haya un Mcdonalds ahora, es la paradoja perfecta de la soledad a la obesidad

JOSE -

Sí Carlos, me huele que sí, me suena ver a william Hurt con el mismo sombrero que en el cuadro

JOSE -

Eres un gran artículista, y el de la libertad lo he puesto yo pa ver si se pica Tobías

Carlos -

En la película de Wenders "el final de la violencia" hay varias escenas en la que sale un sitio o muy parecido o inspirado en él recomiendo su visionado, si no es así ruego que se me corrija.